Estar en casa no significa omitir nuestras rutinas de belleza, es solo adaptarlas a las necesidades de tu día a día. En blogs anteriores ya hemos comentado que tanto la hidratación como la protección solar son elementos fundamentales para nuestro cuidado de la piel, incluso dentro del hogar. Sin embargo, un maquillaje muy elaborado quizá no sea del todo necesario para nuestro día a día. Utiliza el blush para dar ese efecto natural y así iluminar, esculpir y definir el rostro sin usar más maquillaje.
Así como es importante encontrar el tono adecuado para tu base de maquillaje, también lo es para el blush, pues el color ideal te dará una apariencia más saludable y le otorgará dimensión a tu rostro.
¡Sácale el máximo provecho a tu piel y resalta tus rasgos!
Cada tipo de blush resalta cierto tipo de tez y sus necesidades, lo más importante es identificar qué clase de blush necesitas:
Elegir la tonalidad equivocada suele ser de los errores más comunes, para encontrar el adecuado puedes probar distintos tonos y elegir cual es el que luce mejor. En reglas generales pero no definitivas, te recomendamos lo siguiente:
Aplícalo según la forma de tu rostro. Si todavía no estás muy segura, te vamos ayudar con la tipología básica de rostros:
Primero, la zona que define las facciones de la mayoría de las caras va desde el centro de las mejillas hacia atrás, por debajo del pómulo. Una forma práctica de verlo es sonriendo frente al espejo y colocando el blush desde la base del cachete hacia atrás. Teniendo cuidado de no tocar la zona cercana a la nariz, el pómulo, ni la zona de la mandíbula.
Lo que tienes que buscar es crear un efecto óptico que ensanche el rostro para así acortarlo. Para lograrlo, ilumina bien el centro de la cara, pero evitando iluminar la frente y el mentón; luego aplica el blush en el nacimiento del pelo, en la frente y el mentón.
Un súper tip de maquillador profesional: El blush siempre debe aplicarse horizontalmente, nunca en diagonal porque esto volvería a alargar el rostro.
Este tipo de rostro es ideal maquillarlo de forma que de la sensación de que es más alargado. Para ello, marca con el blush la zona de abajo de los pómulos y si lo deseas también en forma ascendente hacia las sienes ¡pero importante! sin llegar muy alto.
Lo que vas a lograr es que se oscurezca prácticamente todo el contorno del rostro, desde el nacimiento del pelo hacia adentro. Es muy importante que difumines súper bien el producto para ayudar a potenciar el efecto.
Si tu rostro es cuadrado lo que vas a tener que intentar es alargarlo en primer lugar para después suavizar sus líneas. Para eso, modela con el blush tus pómulos y la mandíbula, redondeando las extremidades de estos. Aplica el rubor de forma suave y central buscando redondearlo un poco. Si a su vez tu rostro también es ancho, aplícalo en todo el contorno para achicarlo.
Si tienes este tipo de rostro, eres una de las afortunadas que no necesitan realizar ninguna corrección, solo vas a tener que enfocarte en darle color a tu piel. Respeta las facciones de tu rostro a la hora de aplicarlo.
Aunque tengas el tono de blush más lindo del mundo, si no lo aplicas correctamente no lucirá bien. La vieja técnica de sonreír al aplicar el blush es muy buena para visualizar la ubicación perfecta de aquellas partes de su cara que más te favorecen. Lo más importante es difuminarlo sin que quede ninguna mancha.
Otra manera de armonizar el tono de tu rostro es utilizando el blush como sombra, pero no de una manera perfecta, más bien como continuación del color que aplicaste en los pómulos. Este truco elevará por completo un look natural.
También llevar los labios a juego con las mejillas ayuda a crear un look que nos favorece a todas. De hecho, puedes utilizarlo como labial. Si tu blush es en crema, aplícalo con los dedos en tus labios, así te olvidas de pasar horas buscando ese labial que combina perfectamente con el tono de tu blush.
Y, por último, procura maquillarte delante de una ventana donde puedas verte con luz natural y de frente. ¡No falla!